Los grandes poetas
  Francisco de Rojas
 
Francisco de Rojas

Francisco de Rojas Zorrilla (Toledo, 4 de octubre de 1607 - Madrid, 23 de enero de 1648), dramaturgo español.

Biografía:


Fue el mayor de los seis hijos del alférez Francisco Pérez de Rojas, antaño escribano en Murcia (y oficio por lo general reservado a cristianos nuevos), y de doña Mariana de Besga y Zorrilla, naturales ambos de Toledo.

Estudió en esta ciudad y en Salamanca y residió en Madrid, adonde se trasladó con su familia cuando sólo tenía tres años. Aprendió a leer con Pedro Díaz Morente, paisano suyo y célebre calígrafo. En 1631 colaboró con un soneto en el Anfiteatro de Felipe el Grande, un volumen en honor de Felipe IV en el que participaron 89 poetas. Fue uno de los mayores seguidores de la escuela dramática establecida en torno a Pedro Calderón de la Barca y amistó con los escritores Antonio Coello, Juan Pérez de Montalbán, Luis Vélez de Guevara y el mismo Pedro Calderón de la Barca; con ellos realizó algunas comedias de varios ingenios.

El 23 de febrero de 1633, con la representación en el Pardo de su comedia Persiles y Segismunda, compuesta sobre la novela homónima de Miguel de Cervantes, comenzó a destacar entre los dramaturgos áureos, y desde entonces resultó imprescindible para dar lustre a las fiestas y diversiones reales, pues entre 1635 y 1636 se representaron ante Felipe IV y Doña Isabel de Borbón más de 12 obras en que intervino como escritor. En 1637 adornó los festejos para honrar la estancia en Madrid de María de Borbón, esposa del Príncipe de Saboya, y la coronación de Fernando III, cuñado del Rey, como Emperador; en ambas ocasiones se representaron en Palacio sus obras Donde hay agravios no hay celos, El más impropio verdugo y El robo de las Sabinas. En 1637 y 1638 actuó como mantenedor en el vejamen final de las fiestas en honor de la princesa de Charignan y de la duquesa de Chevreuse, y acaso de este vejamen salió el motivo por el cual fue apuñalado alevosamente en 1638. Durante su convalecencia escribió la atractiva comedia Don Lucas del Cigarral o Entre bobos anda el juego, primera de las comedias de figurón, género que inventó el autor. El 4 de febrero de 1640 se estrenó para inaugurar el Coliseo del Buen Retiro su comedia Los bandos de Verona, inspirada en la misma fuente que Romeo y Julieta de Shakespeare y Castelvines y Monteses de Lope de Vega, el novelista Mateo Bandello. Ese mismo año casó con Catalina Yáñez Trillo de Mendoza. De ella tuvo un hijo, Antonio Juan de Rojas, que fue oidor en la Audiencia de México. También tuvo una hija natural de una cómica, María de Escobedo, que estaba casada. El actor Juan Bezón, que la crió y dio su apellido, era hermano bastardo de Francisco de Rojas. Esta hija será luego una famosa actriz, Francisca Bezón, "la Bezona". En 1641 dejó de escribir comedias y se pasó a los autos sacramentales, porque se pagaban mejor (trescientos o cuatrocientos reales las comedias, mil quinientos cada auto).

En 1643 el rey le concedió el hábito de Santiago. Como hubo problemas por su origen judío con la primera información de don Fernando Peralta y del quisquilloso doctor Álamo, se hizo una segunda, de la que fue informante su amigo, el gran poeta Francisco de Quevedo. En los últimos años de su vida estrenó hasta once autos sacramentales. Su última obra fue el auto La gran fiesta de palacio, para el Corpus de 1647. Al prohibirse las representaciones teatrales como duelo por las muertes de la reina en 1644 y del heredero príncipe Baltasar Carlos (1646), la pluma de Rojas Zorrilla cesó y le sorprendió prematuramente la muerte el 23 de enero de 1648, cuando contaba cuarenta años.

En la edición de Entre bobos anda el juego publicada por Lingua Ediciones en 2007, se presenta a Francisco de Rojas Zorrilla como hijo de un militar toledano de origen judío. El licenciado Francisco Francés de Úbeda denunció en 1645 el origen toledano de la familia y su descendencia de un morisco carpintero que vivió en Toledo; también parece ser que algunos parientes suyos habían sido quemados por la Inquisición española y su sambenito permanecía colgado en iglesias tuledanas.

Algunos poemas:


SESTINAS

1

Crespas, dulces, ardientes hebras de oro
que ondas formáis por la caliente nieve,
¿cuándo veré salir las alvas luzes,
contento de encenderme en vuestro fuego,
que dexe de bolver al triste llanto,
bañado en cana espuma como cisne?

Igual entonces el Tebano Cisne,
siempre ilustrara los celages de oro
por quien el coraçón destilo en llanto,
o asombren sueltos la purpúrea nieve
que esparze rayos de invisible fuego,
o recojan en áurea red sus luzes.

Mas mientra viere tus divinas luzes,
no dexaré de andar, cual blanco cisne,
cantando en muerte el amoroso fuego
en que me encienden, i los cercos de oro
que me desatan, como el sol la nieve,
por los ojos contino en dulce llanto.

Siempre resuelto estoi en puro llanto,
salgan de Phebo o del Dragón las luzes,
caya dulce rocío o caya nieve;
i aunque más dulce cante que alvo cisne,
nunca veré el compuesto en nieve i oro
con blandos ojos a mi ardiente fuego.

¡Ô si ya consumiesse el duro fuego
el miserable coraçón en llanto,
i nunca viessen más bordarse en oro
el cielo a la mañana aquestas luzes!,
pues ardo siempre en ondas como cisne
cuando sale la noche i cae la nieve.

Bien sé, triste, que puede arder la nieve
cuando se acabe mi infinito fuego,
i que abitar en él bien puede el cisne
cuando toque piedad del grave llanto
a mi Eliodora en sus acerbas luzes,
i cuando esté ligado en lazos de oro.

Pues no me enlaza el oro ni la nieve,
den fin tus luzes a mi ardiente fuego,
i en llanto i muerte cantaré cual cisne.

SILVAS

1

Queriendo pintar un pintor la figura de Apolo en una tabla de laurel.

Mancho el pinzel con el color en vano
para imitar, ô Febo, tu figura
en tabla de laurel: o los colores
no obedecen la mente ni la mano,
o huye también Dafne tu pintura,
árbol, aún no olvidando tus amores.
Perdió la rosa i nieve que solía
teñir su boca i frente,
mas no la castidad con que vivía,
pues oi la guarda en la corteza dura.

Si perdió solamente
color i hermosura,
¿i anima el rudo tronco Dafne esquiva
en tu desdén, aún a tu imagen viva?
A la Aurora pinté en el horizonte
entre inflamadas nuves i distintas,
con puras luzes i rosado arreo.
De la Ninfa que abita el güeco monte
mentí con los pinzeles el desseo,
cuerpo dando a la voz con varias tintas.
I tú, Marte soberbio, aunque guerrero,
contra mí no vibraste el limpio azero
porque con los colores te mostrara
espirando fiereza.

Sola esta virgen prueva su dureza
en mí, porque intentara
que, leño informe, Apolo la abraçara.
Dafne l'arte a vencido;
venció ya Dafne l'arte.
¡Ô Cintio, culpa tuya!
¿Dó está el arco, dó está el divino aliento?
A tan flaco poder mengua es que huya
y que dél se remita alguna parte.

Dime, ¿l'antigua llama
con imperio en tu sangre se derrama?
¡Que el desdén sólo puede en un rendido!
Ya tu desprecio i no el del arte siento:
que sí queda sin gloria (ilustre Apolo)
tu fábula, i sin lustre al mundo solo.



 
   
 
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